Nuestra posici¨®n sobre China: discurso del Secretario de Relaciones Exteriores de 2023 en Mansion House
En Mansion House en Londres, el Secretario de Relaciones Exteriores James Cleverly, describi¨® la posici¨®n del gobierno del Reino Unido sobre China.
Mi se?or alcalde, sus excelencias, se?or presidente, lores, se?oras y se?ores, gracias por invitarme a hablar con ustedes esta noche y mientras es tradicional en este discurso cubrir toda la amplitud de los asuntos mundiales.
Espero que me perdonen por centrarme en un n¨²mero menor de cuestiones que nos confrontan porque ser¨ªa negligente de mi parte no comenzar con la crisis actual en Sud¨¢n.
Como era de esperar, he estado en reuniones COBR y otras tantas sobre nuestra respuesta a la situaci¨®n actual. Puedo informarles que un vuelo de la Royal Air Force ha salido de Sud¨¢n, llevando a ciudadanos brit¨¢nicos a un lugar seguro esta noche, y que seguir¨¢n m¨¢s vuelos.
Desde el comienzo de esta crisis, hemos estado planeando c¨®mo sacar a nuestra gente. Y ahora que nuestros llamados internacionales para un alto al fuego en Jartum han sido atendidos, estamos poniendo en pr¨¢ctica esos planes, dando prioridad a los m¨¢s necesitados: grupos familiares, enfermos y ancianos.
Me alienta que ambas facciones hayan pedido un alto el fuego de 72 horas, aunque, por supuesto, no podemos estar seguros de cu¨¢nto tiempo se mantendr¨¢, y cualquier evacuaci¨®n de una ciudad con cicatrices de batalla es inherentemente peligrosa.
Gran Breta?a est¨¢ trabajando mano a mano con nuestros socios en todo el mundo. Y despu¨¦s de esta operaci¨®n, haremos todo lo posible, junto con nuestros amigos de la regi¨®n, para asegurar una soluci¨®n duradera a este tr¨¢gico conflicto.
Y, por supuesto, la situaci¨®n en Sud¨¢n no nos distrae de nuestro trabajo para apoyar la lucha de Ucrania contra la agresi¨®n rusa, y s¨¦ que mis colegas del G7 y otros colegas de todo el mundo estar¨¢n de acuerdo con nuestro enfoque en eso.
Incluso cuando las emergencias del d¨ªa aparentemente lo consumen todo, es vital nunca perder de vista las preguntas m¨¢s importantes a largo plazo. As¨ª que esta noche propongo centrarme en un tema que definir¨¢ nuestra ¨¦poca, y es la pol¨ªtica de China y el Reino Unido hacia ella.
A menudo me piden que exprese esa pol¨ªtica en una sola frase, o que resuma a China en una sola palabra, ya sea ¡°amenaza¡±, ¡°socio¡± o ¡°adversario¡±. Y quiero comenzar explicando por qu¨¦ eso es imposible, poco pr¨¢ctico y, lo que es m¨¢s importante, imprudente.
China es uno de los pocos pa¨ªses que puede remontar su existencia a m¨¢s de 2 milenios, hasta el 221 a. C., cuando fue unida por la dinast¨ªa Qin.
Una y otra vez a lo largo de los siglos, la guerra civil o las invasiones extranjeras dividieron a China en reinos rivales, pero despu¨¦s de cada per¨ªodo de agitaci¨®n, China siempre ha resurgido. La primera l¨ªnea de la epopeya china ¡®Romance de los Tres Reinos¡¯ describe este ciclo:
¡°Los imperios crecen y decaen; los estados se separan y se fusionan.¡±
Y mucho antes de que se fusionaran en una entidad pol¨ªtica, el pueblo chino cre¨® su idioma y su civilizaci¨®n. Sus caracteres escritos aparecieron en la dinast¨ªa Shang en el segundo milenio antes de Cristo.
Sus inventos ¨C el papel, la imprenta, la p¨®lvora, la br¨²jula ¨C estas cosas transformaron la fortuna de toda la humanidad. Estas innovaciones son la clave para comprender por qu¨¦ la econom¨ªa de China estuvo entre las m¨¢s grandes del mundo durante 20 de los ¨²ltimos 22 siglos, y por qu¨¦ China, en 1820, representaba un tercio del PIB mundial, m¨¢s que Estados Unidos, el Reino Unido y Europa juntos.
Entonces sobrevinieron las calamidades, una tras otra; algunos provocados por agresiones extranjeras; otros provenientes de la propia China. La m¨¢s mort¨ªfera de las cuales fue la hambruna de Mao, que se cobr¨® decenas de millones de vidas, m¨¢s que cualquier otra hambruna en la historia de la humanidad.
Sin embargo, los ¨²ltimos 45 a?os han visto otro cambio asombroso. Al liberar el genio emprendedor de su gente, China ha logrado la mayor y m¨¢s r¨¢pida expansi¨®n econ¨®mica que el mundo jam¨¢s haya conocido. No menos de 800 millones de personas han salido de la pobreza, en una naci¨®n que abarca una quinta parte de toda la humanidad, y una vasta ¨¢rea casi tan grande como la Europa continental desde el Atl¨¢ntico hasta los Urales.
As¨ª que perd¨®nenme cuando digo que ning¨²n eslogan contundente o adjetivo plausible puede hacer justicia a un pa¨ªs as¨ª o a cualquier enfoque sensato hacia ¨¦l. Si est¨¢n buscando la pol¨ªtica exterior brit¨¢nica por fragmentos, me temo que se sentir¨¢n decepcionados.
Mi punto de partida es un reconocimiento de la profundidad y complejidad de la historia y la civilizaci¨®n chinas y, por tanto, por extensi¨®n, de nuestra propia pol¨ªtica.
Y apoyo esa pol¨ªtica en una serie de premisas, la primera de las cuales es que, independientemente de nuestras diferencias con los l¨ªderes de China, me regocija el hecho de que tantos chinos hayan escapado de la pobreza. No vivimos en un mundo miserable de suma cero: su ganancia es nuestra ganancia. Una China estable, pr¨®spera y pac¨ªfica es buena para Gran Breta?a y buena para el mundo.
De cara al futuro, rechazo cualquier noci¨®n de inevitabilidad. Nadie predijo el r¨¢pido ascenso de China de la hambruna masiva a la relativa prosperidad, y hoy nadie puede estar seguro de que el gigante econ¨®mico de China continuar¨¢ indefinidamente.
El a?o pasado, por primera vez desde la muerte de Mao en 1976, la econom¨ªa de China no creci¨® m¨¢s r¨¢pido que la econom¨ªa mundial, lo que significa que la participaci¨®n de China en el PIB mundial se mantuvo constante en 2022. E incluso si China se convierte en la econom¨ªa m¨¢s grande del mundo en la pr¨®xima d¨¦cada, puede que no mantenga ese lugar por mucho tiempo, ya que una poblaci¨®n en declive y que envejece pesa cada vez m¨¢s sobre el crecimiento futuro.
Tampoco veo nada inevitable en el conflicto entre China y Estados Unidos y Occidente en general. No estamos obligados a ser prisioneros de lo que Graham Allison llam¨® la ¡°trampa de Tuc¨ªdides¡±, en la que una potencia en ascenso sigue la trayectoria de la antigua Atenas y choca de frente con una superpotencia establecida.
Tenemos agencia; tenemos opciones; y tambi¨¦n nuestros hom¨®logos chinos.
Nuestra tarea es dar forma al curso de los acontecimientos futuros, no sucumbir al fatalismo. Y debemos enfrentar la realidad ineludible de que ning¨²n problema global significativo, desde el cambio clim¨¢tico hasta la prevenci¨®n de pandemias, desde la inestabilidad econ¨®mica hasta la proliferaci¨®n nuclear, puede resolverse sin China.
Renunciar al di¨¢logo con China ser¨ªa renunciar a abordar los mayores problemas de la humanidad. Peor a¨²n, estar¨ªamos ignorando hechos sobresalientes, vitales para nuestra seguridad y nuestra prosperidad.
Mientras hablo, el mayor dep¨®sito de datos de salud del mundo est¨¢ en China. La mayor fuente de ingredientes activos para los productos farmac¨¦uticos del mundo se encuentra en China. Y la mayor fuente de emisiones de carbono tambi¨¦n se encuentra en China. De hecho, China ha emitido m¨¢s carbono a la atm¨®sfera en los ¨²ltimos 10 a?os que este pa¨ªs desde los albores de la revoluci¨®n industrial en el siglo XVIII.
La forma en que China regula sus datos, c¨®mo China desarrolla sus productos farmac¨¦uticos, c¨®mo China lleva a cabo la investigaci¨®n m¨¦dica, tendr¨¢ una importancia fundamental para toda la humanidad. Y si China reduce o no sus emisiones de carbono, probablemente marcar¨¢ la diferencia entre que nuestro planeta evite los peores estragos del cambio clim¨¢tico o sufra una cat¨¢strofe.
Ya hemos aprendido a nuestra costa c¨®mo el manejo de una pandemia por parte de China puede afectar al mundo entero. As¨ª que no lo duden: las decisiones que se tomen en Beijing van a afectar nuestras vidas.
?No nos debemos a nosotros mismos esforzarnos por influir en esas decisiones en nuestro propio inter¨¦s? Ser¨ªa claro y f¨¢cil, y tal vez incluso satisfactorio, para m¨ª declarar una especie de nueva Guerra Fr¨ªa y decir que nuestro objetivo es aislar a China. Ser¨ªa claro, ser¨ªa f¨¢cil, ser¨ªa satisfactorio y estar¨ªa mal, porque ser¨ªa una traici¨®n a nuestro inter¨¦s nacional y una mala interpretaci¨®n deliberada del mundo moderno.
De hecho, este gobierno promover¨¢ los intereses brit¨¢nicos directamente con China, junto con nuestros aliados, mientras defiende firmemente nuestra seguridad nacional y nuestros valores. Y podemos esperar profundos desacuerdos; tratar con China, les puedo asegurar, no es para los pusil¨¢nimes; representan una tradici¨®n autoritaria despiadada totalmente en desacuerdo con la nuestra.
Pero tenemos la obligaci¨®n de comprometernos con las generaciones futuras porque, de lo contrario, estar¨ªamos fallando en nuestro deber de sostener y dar forma al orden internacional. Eludir ese desaf¨ªo ser¨ªa un signo no de fuerza sino de debilidad.
Vladimir Putin nunca tuvo la intenci¨®n de demostrar el poder de un Occidente unido cuando lanz¨® su embestida contra Ucrania. Pero nuestra respuesta muestra que cuando Gran Breta?a, Estados Unidos, Europa y nuestros otros socios en todo el mundo se mantienen unidos, estamos a la altura de cualquier cosa.
Deber¨ªamos tener toda la confianza en nuestra capacidad colectiva para comprometernos de manera s¨®lida y tambi¨¦n constructiva con China, no como un fin en s¨ª mismo, sino para gestionar los riesgos y producir resultados. Y hemos logrado resultados.
Perm¨ªtanme darles algunos ejemplos. En una investigaci¨®n de 2017, la investigaci¨®n brit¨¢nica convenci¨® al ministerio de agricultura chino para que actuara contra el peligro de la resistencia a los antibi¨®ticos al restringir la colistina, un antibi¨®tico que se usa en la alimentaci¨®n animal. Las ventas cayeron un 90 %, haciendo que todos en el mundo est¨¦n m¨¢s seguros.
El a?o pasado, nuestros diplom¨¢ticos en China ayudaron a persuadir a las autoridades para que modificaran un proyecto de ley de adquisiciones, lo que mejor¨® las posibilidades de que las empresas del Reino Unido presenten ofertas para contratos de empresas estatales. Este a?o, obtuvieron licencias por valor de 600 millones de libras esterlinas para que las instituciones del Reino Unido lanzaran empresas de gesti¨®n de fondos en China.
La posici¨®n de Gran Breta?a como miembro fundador del Banco Asi¨¢tico de Inversi¨®n en Infraestructura tambi¨¦n nos ha permitido influir en el enfoque de China hacia esta nueva instituci¨®n, evitando que se convierta en una extensi¨®n politizada de la Iniciativa de la Franja y la Ruta. China es el mayor accionista de este Banco, el Banco tiene su sede en Beijing y, sin embargo, una semana despu¨¦s de la invasi¨®n a gran escala de Ucrania por parte de Rusia, congel¨® todos los proyectos en Rusia.
Pero a pesar de que el compromiso puede tener ¨¦xito, la verdad es que un pa¨ªs como el nuestro, dedicado a la libertad y la democracia, siempre estar¨¢ dividido entre nuestro inter¨¦s nacional en tratar con China y nuestro aborrecimiento por los abusos de Beijing. Cuando vemos c¨®mo los estados autoritarios tratan a su propia gente, nos preguntamos qu¨¦ nos har¨ªan si tuvieran la oportunidad. Y la historia nos ense?a que la represi¨®n en casa a menudo se traduce en agresi¨®n en el exterior.
Entonces, nuestra pol¨ªtica debe combinar dos corrientes: debemos comprometernos con China cuando sea necesario y ser inquebrantablemente realistas sobre su autoritarismo.
Y eso significa nunca vacilar de un principio claro. No esperamos que nuestros desacuerdos con China se resuelvan r¨¢pidamente, pero esperamos que China respete las leyes y obligaciones que ha contra¨ªdo libremente.
Por lo tanto, como miembro permanente del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, China ha asumido la responsabilidad especial de defender la Carta de las Naciones Unidas. Como parte de la Declaraci¨®n Conjunta, China acord¨® preservar la libertad de Hong Kong. Como signataria de la Declaraci¨®n Universal de Derechos Humanos, de la Convenci¨®n contra la Tortura y de muchos otros instrumentos del derecho internacional, China ha aceptado una serie de obligaciones.
Y si China las viola, tenemos derecho a decirlo, y tenemos derecho a actuar, y lo haremos, como lo hicimos cuando China desmantel¨® las libertades de Hong Kong, violando su propia promesa, raz¨®n por la cual entregamos a casi 3 millones de hongkoneses un camino hacia la ciudadan¨ªa brit¨¢nica.
La coexistencia pac¨ªfica debe comenzar con el respeto de las leyes e instituciones fundamentales, incluida la Carta de las Naciones Unidas, que protege a todos los pa¨ªses contra invasiones. Y eso significa todos los pa¨ªses: un diplom¨¢tico chino en Par¨ªs no puede, no debe y no decidir¨¢ el estatus legal de los pa¨ªses soberanos.
Al atacar a Ucrania, Rusia ha proporcionado una lecci¨®n pr¨¢ctica sobre c¨®mo no debe comportarse un estado miembro de la ONU. Y Putin tambi¨¦n ha pisoteado los propios principios declarados de China de no interferencia y respeto por la soberan¨ªa.
Una naci¨®n poderosa y responsable no puede simplemente abstenerse cuando esto sucede, o acercarse al agresor, o ayudar e instigar esa agresi¨®n. Un pa¨ªs que quiere un lugar respetado en la c¨²spide del orden mundial debe defender sus propios principios y mantener sus obligaciones solemnes, obligaciones de defender las leyes en la base misma de ese orden.
Esta responsabilidad va de la mano con el derecho de China a desempe?ar un papel global acorde con su tama?o y su historia. Y los derechos de una naci¨®n soberana como Ucrania no pueden erradicarse simplemente porque el opresor disfruta de una ¡°asociaci¨®n estrat¨¦gica¡± con China.
Entonces, la pol¨ªtica brit¨¢nica hacia China tiene 3 pilares.
Primero, fortaleceremos nuestras protecciones de seguridad nacional dondequiera que las acciones de Beijing representen una amenaza para nuestra gente o nuestra prosperidad.
No vamos a guardar silencio sobre la interferencia en nuestro sistema pol¨ªtico, ni sobre el robo de tecnolog¨ªa, ni sobre el sabotaje industrial. Haremos m¨¢s para salvaguardar la libertad acad¨¦mica y la investigaci¨®n.
Y cuando haya tensiones con otros objetivos, siempre pondremos primero nuestra seguridad nacional. Por lo tanto, estamos construyendo nuestra red 5G de la manera m¨¢s segura, no de la manera m¨¢s r¨¢pida o econ¨®mica.
Los l¨ªderes de China definen sus intereses fundamentales, y es natural que lo hagan. Pero tambi¨¦n tenemos intereses centrales, y uno de ellos es promover el tipo de mundo en el que queremos vivir, donde las personas en todas partes tengan el derecho humano universal a ser tratadas con dignidad, libres de tortura, libres de esclavitud, libres de detenciones arbitrarias.
Y no hay nada exclusivamente ¡°occidental¡± en estos valores: la tortura duele tanto a quienquiera que se le inflija.
Entonces, cuando Gran Breta?a condena el encarcelamiento masivo del pueblo uigur en Xinjiang, espero que nuestros hom¨®logos chinos no crean en su propia ret¨®rica de que simplemente buscamos interferir en sus asuntos internos. As¨ª como deber¨ªamos esforzarnos m¨¢s por entender a China, espero que los funcionarios chinos entiendan que cuando su gobierno construye una versi¨®n del siglo XXI del archipi¨¦lago gulag, encerrando a m¨¢s de un mill¨®n de personas en el punto ¨¢lgido de esta campa?a, a menudo por no hacer nada m¨¢s que observando su religi¨®n, esto remueve algo muy profundo dentro de nosotros.
Cuando las Naciones Unidas encuentran que la represi¨®n de China en Xinjiang puede, y cito, ¡°constituir cr¨ªmenes internacionales, en particular cr¨ªmenes de lesa humanidad¡±, nuestra repulsi¨®n es sincera y compartida por unanimidad en todo nuestro pa¨ªs y m¨¢s all¨¢. No vamos a dejar que lo que sucedi¨® en Xinjiang se desvanezca o se deje de lado. No podemos ignorar esto simplemente porque esto est¨¢ sucediendo al otro lado de una frontera, o que plantearlo podr¨ªa considerarse poco armonioso o descort¨¦s.
En segundo lugar, el Reino Unido profundizar¨¢ nuestra cooperaci¨®n y fortalecer¨¢ nuestra alineaci¨®n con nuestros amigos y socios en el Indo-Pac¨ªfico y en todo el mundo.
Nuestro objetivo ser¨¢ reforzar la seguridad colectiva, profundizar los v¨ªnculos comerciales, defender el derecho internacional y equilibrar y competir donde sea necesario. As¨ª que estoy encantado de que Gran Breta?a pronto sea el miembro n¨²mero 12 de la Asociaci¨®n Transpac¨ªfica, reforzando nuestros lazos comerciales con econom¨ªas de r¨¢pido crecimiento.
Ya somos el ¨²nico pa¨ªs europeo en ser Socio de Di¨¢logo de la Asociaci¨®n de Naciones del Sudeste Asi¨¢tico. Estamos profundizando nuestra asociaci¨®n a largo plazo con la India. Y estamos desarrollando la pr¨®xima generaci¨®n de nuestros aviones junto con Jap¨®n. Y nos hemos unido a los Estados Unidos para ayudar a Australia a construir submarinos de propulsi¨®n nuclear con armas convencionales bajo la asociaci¨®n AUKUS.
Junto con nuestros amigos, el Reino Unido luchar¨¢ por la apertura y la transparencia en el Indo-Pac¨ªfico. En este momento, China est¨¢ llevando a cabo la mayor acumulaci¨®n militar en la historia de tiempos de paz. En un per¨ªodo de solo 4 a?os, entre 2014 y 2018, China lanz¨® nuevos buques de guerra que excedieron el tonelaje combinado de toda la flota activa de la Royal Navy.
Y como vemos que esto sucede; mientras observamos la aparici¨®n de nuevas bases en el Mar de China Meridional y m¨¢s all¨¢, nos vemos obligados a preguntarnos: ?para qu¨¦ sirve todo esto? ?Por qu¨¦ China est¨¢ haciendo esta colosal inversi¨®n militar?
Y si nos queda sacar nuestras propias conclusiones, la prudencia dicta que debemos asumir lo peor. Y aun as¨ª podemos estar equivocados: es posible que seamos demasiado cautelosos y demasiado pesimistas.
El Reino Unido y nuestros aliados est¨¢n preparados para ser abiertos sobre nuestra presencia en el Indo-Pac¨ªfico. E insto a China a que sea igualmente abierta sobre la doctrina y la intenci¨®n detr¨¢s de su expansi¨®n militar, porque la transparencia seguramente beneficia a todos y el secreto solo puede aumentar el riesgo de un tr¨¢gico error de c¨¢lculo.
Lo que me lleva a Taiw¨¢n. Puesto que cerca de la mitad de los barcos contenedores del mundo, cargados con bienes que van hacia Europa y a otros lugares, transitan estas aguas vitales cada a?o; la posici¨®n del Reino Unido es que queremos un acuerdo pac¨ªfico respecto a las diferencias a lo largo del Estrecho.
Taiw¨¢n es una democracia pr¨®spera y un v¨ªnculo crucial en la cadena de suministro global, particularmente para semiconductores avanzados.
Una guerra a lo largo del Estrecho, no ser¨ªa solamente una tragedia humana, de acuerdo con Nikkei Asia, tambi¨¦n destruir¨ªa el comercio internacional con valor de $2.6 billones. Ning¨²n pa¨ªs podr¨ªa blindarse de las repercusiones. La distancia no ofrecer¨ªa protecci¨®n ante este catastr¨®fico golpe a la econom¨ªa global, mucho menos en China. Me sobresalto de imaginar los estragos humanos y financieros que tendr¨ªan lugar. As¨ª que es esencial que ning¨²n partido tome acciones unilaterales para cambiar el statu quo.
El tercer pilar de nuestra pol¨ªtica es trabajar directamente con China, bilateral y multilateralmente, para preservar las relaciones existentes, as¨ª como para crear nuevos caminos que sean constructivos y estables, y que reflejen la importancia global de China.
Creemos que relaciones comerciales y de inversi¨®n positivas son posibles, siempre y cuando evitemos dependencias en las cadenas de suministro. Queremos que las empresas brit¨¢nicas hagan negocios con China, tal como lo hacen compa?¨ªas americanas, las de La Asociaci¨®n de Naciones de Asia Sudoriental, las de Australia y las de la Uni¨®n Europea, y brindaremos nuestro apoyo para que las cl¨¢usulas funcionen para ambas partes, con el objetivo de alcanzar un marco de igualdad y de competencia justa.
Es de nuestro inter¨¦s continuar benefici¨¢ndonos de la inversi¨®n china, pero no queremos el alcance del Partido Comunista Chino en el sistema nervioso central de nuestro pa¨ªs.
En el pasado no siempre hemos logrado el equilibrio entre la apertura y la seguridad. Ahora, adquirimos los poderes legales correctos para salvaguardar lo que debamos proteger, mientras tenemos apertura donde es posible.
Ante todo, debemos estar capacitados para estar a la altura de este reto. Hemos duplicado nuestros fondos a lo largo del gobierno, hemos asignado recursos para construir una nueva Embajada Brit¨¢nica en Beijing. Estoy determinado a alcanzar un acurdo con el gobierno de China para que esto suceda.
Nuestro enfoque hacia China debe combinar la protecci¨®n de nuestra seguridad nacional, la concordancia con nuestros amigos, el intercambio con China de acuerdo a nuestros intereses en com¨²n, la elusi¨®n de pol¨ªticas de propaganda y el continuo apego a los valores universales que son tan importantes para el Reino Unido.
S¨¦ que no hay certezas, el futuro es nuestro para ser forjado con el conocimiento de que nuestra respuesta ante este reto, definir¨¢ al mundo moderno.
Gracias.